El Edificio Martinelli fue uno de los primeros rascacielos de São Paulo y se ha convertido en un icono de la ciudad. Construido entre 1924 y 1934, marcó el comienzo de una nueva era en la arquitectura paulista y se ha convertido en una atracción turística imprescindible para cualquiera que desee sumergirse en la historia de la ciudad.
Aunque hoy en día se imponen edificios más altos y modernos, el Martinelli sigue impresionando por su trayectoria. Idealizado por el empresario italiano Giuseppe Martinelli, el edificio guarda décadas de recuerdos y sucesos curiosos, incluidos crímenes sin resolver.

El nacimiento de un gigante
Martinelli inauguró el edificio en 1929, cuando sólo tenía 12 plantas. Sin embargo, la construcción terminó años después. Poco antes, Río de Janeiro había inaugurado el edificio A Noite, que, con 21 plantas, ostentaba el título del más grande de Brasil. Giuseppe Martinelli no quiso quedarse atrás y ordenó varias ampliaciones del proyecto después de la inauguración. Así, en 1934, el edificio alcanzó los 30 pisos y se convirtió en el «gigante» que hoy conocemos.
Esta grandeza asustó incluso a muchos paulistas de la época. En una época en que los edificios tenían un máximo de cuatro plantas, muchos temían que el edificio se derrumbara. Para demostrar que su creación era segura, Giuseppe Martinelli construyó un palacio en la parte superior del edificio, donde vivieron él y su familia.
Durante los diez años de construcción, la obra necesitó unos 600 obreros y 90 artesanos italianos y españoles, que se encargaron de los detalles de la fachada. Además de emplear a extranjeros, Giuseppe Martinelli importó materiales nobles para su obra maestra, como mármol italiano y cemento sueco y noruego, que dieron al edificio un toque extra de sofisticación.

Edificio Martinelli: del lujo al abandono, y de nuevo al lujo
Inicialmente, el Edificio Martinelli fue lugar de encuentro de la élite paulista. Acogió bailes, cenas y otras celebraciones exquisitas. Otro uso curioso fue durante la Revolución Constitucionalista de 1932, cuando el edificio albergó armas y baterías antiaéreas utilizadas en la defensa de São Paulo.
En 1943, en plena Segunda Guerra Mundial, el gobierno brasileño confiscó los bienes de los ciudadanos italianos en Brasil. La propiedad salió entonces de las manos de Giuseppe Martinelli y fue subastada por el Gobierno Federal. A partir de entonces, el edificio entró en decadencia y se convirtió en una favela, con miles de personas viviendo en condiciones precarias. En esa época se cometieron crímenes atroces, como asesinatos y abusos a menores, y nunca se encontró a los criminales.
En 1975, el entonces alcalde Olavo Setúbal ordenó expropiar y revitalizar el lugar. Las reformas devolvieron al edificio su lustre original, y reabrió sus puertas en 1979. Desde entonces, el Martinelli alberga organismos públicos y eventos culturales, como visitas guiadas y fiestas en la terraza, que reafirman su papel en la historia y la vida de São Paulo.
