¿Se imagina una ciudad donde pueda comprar accesorios de calidad a precio de ganga, pasear por la naturaleza y conocer un poco de la historia de Brasil? Limeira, situada a unos 150 kilómetros de la capital, São Paulo, es conocida como la «Capital Nacional de la Joyería». Por ello, atrae a miles de visitantes todos los meses. Además de oportunidades para ir de compras, la ciudad ofrece una serie de atracciones turísticas, perfectas para quienes buscan una escapada completa al interior de São Paulo.
Con acceso por la autopista Anhanguera, Limeira es ideal para una excursión de un día o una escapada de fin de semana. La ciudad aúna tradición, modernidad y una fuerte industria joyera.
Limeira, un paraíso para los que buscan joyas y accesorios
Esta pequeña ciudad destaca a nivel nacional como uno de los mayores centros de joyería y bisutería de Brasil. Limeira es un verdadero paraíso para minoristas, comerciantes y consumidores finales que buscan piezas de calidad, diseño moderno y precios asequibles.
El epicentro de este movimiento es la Avenida Marechal Artur da Costa e Silva, donde más de 600 tiendas ofrecen multitud de opciones en accesorios bañados en oro y plata.
Además de las tiendas, Limeira acoge ALJOIAS, la mayor feria del sector en el país, que se celebra dos veces al año. El evento atrae a compradores de todo Brasil e incluso del extranjero. Así que si te gustan los accesorios, visitar la ciudad durante este evento puede ser un gran viaje.
Descubra la Limeira turística: naturaleza, cultura e historia en un solo lugar
Pero no todo en Limeira son compras. La ciudad también ofrece muchas atracciones para aquellos que quieran relajarse y explorar el interior de São Paulo.
Entre los más destacados están, por ejemplo, el Horto Florestal, ideal para picnics en familia, paseos ligeros y momentos de relax junto a los lagos y zonas boscosas; el Museo Mayor José Levy Sobrinho, para los amantes de la historia que quieran descubrir el pasado de Limeira y su importancia en el desarrollo del estado; y la Gruta da Paz, un lugar de contemplación y espiritualidad que atrae tanto a devotos como a turistas curiosos.
Además, la ciudad tiene un fuerte vínculo histórico con la caficultura del siglo XIX y está marcada por sus antiguas haciendas, como la Fazenda Ibicaba, escenario de importantes acontecimientos históricos, como la Revolución Constitucionalista de 1932.