São Paulo está llena de misterios, desde apariciones de hombres lobo hasta edificios encantados. Pero una de las historias más intrigantes del estado es la del castillo abandonado de Limeira, a 158 kilómetros de São Paulo, que atrae la atención de cualquiera que pase por la ciudad.
Ocupando el tamaño de cinco campos de fútbol, el edificio impresiona no sólo por su grandeza, sino también por los signos de destrucción. Ventanas rotas, grafitis y arbustos crecidos, por ejemplo, le dan un aire de misterio que hace difícil imaginar el lugar antes de su abandono.
Pero lo cierto es que el castillo nació de un sueño, y ha vivido tiempos mucho mejores hasta su destrucción actual. ¿Lo conocemos?
El castillo fue el hogar de uno de los sertanejos más famosos del país.
Durante su infancia, José Alves dos Santos soñaba con vivir en un castillo. El niño creció y acabó dedicándose a la música, convirtiéndose en cantante e instrumentista. Junto con Milionário, formó uno de los dúos country más emblemáticos de Brasil bajo el nombre de José Rico.
Tras alcanzar la fama, José Rico decidió cumplir su sueño de la infancia. Así que, en 1991, empezó a construir su querido castillo, que serviría de estudio y hogar para su mujer y sus hijos, con más de 100 habitaciones e incluso una piscina en forma de guitarra.
Pero la mansión, valorada en unos 15 millones de reales, nunca se terminó. No por falta de dinero: José Rico recibió supuestamente una profecía de una gitana que le decía que moriría el día que terminase el castillo. Así que siguió construyendo la propiedad, encontrando nuevos rincones que añadir a su hogar.
¿Por qué está abandonado el castillo de José Rico?
Cuando el sertanejo murió en 2015, la propiedad se convirtió en blanco de batallas legales por pleitos laborales y disputas por el reparto de la herencia. El castillo salió a subasta para saldar las deudas, pero no hubo interesados. Así que cayó en el abandono.
Tras 10 años vacío, el castillo de José Rico se convirtió en un escenario de destrucción. Además de la falta de mantenimiento, entraron intrusos y robaron objetos de la familia, como altavoces, ropa, discos, joyas e incluso los lavabos del baño.
Parte del edificio está en mal estado; la piscina, que está seca, está cubierta de grafitis. Las paredes, antaño blancas, están manchadas de moho y el jardín se ha convertido en un matorral.
A pesar de ello, los fans del cantante visitan la propiedad para honrar su legado. El lugar no recibe visitas, pero es habitual que los oyentes de Milionário y José Rico se acerquen a sus puertas o sobrevuelen la zona con drones, acercándose a los misterios del castillo abandonado.