Escondida en el valle del Paraíba hay una ciudad que parece haberse detenido en el tiempo. Bananal es un pedazo preservado del siglo XIX y los visitantes encontrarán bellas mansiones históricas y otros registros de la edad de oro de la región: el ciclo del café.
El lugar aún conserva registros de uno de los periodos más prósperos del país. Durante un tiempo, la región fue tan rica que incluso tuvo su propia moneda. Hoy quedan restos arquitectónicos y leyendas que cuentan la historia de la que fue una de las mayores economías de Brasil.
¿Qué hacer en Bananal?
El recorrido por la pequeña ciudad comienza en su centro histórico. Allí, los visitantes encontrarán varias atracciones gratuitas para visitar, como la Igreja Matriz do Senhor Bom Jesus do Livramento, fundada en 1811.
También se encuentra la farmacia más antigua de Brasil, de 1830, que sigue en funcionamiento. Una interesante fuente europea de 1880 completa el aspecto del centro.
Bananal también cuenta con una estación de ferrocarril construida con piezas importadas de Bélgica en 1888 y utilizada para transportar el café producido en la ciudad. Además de su importante papel en la economía hasta el declive del producto, la estación es única en toda América por su arquitectura y construcción prefabricada.
Por último, si viaja por los alrededores, merece la pena visitar fincas tradicionales como Boa Vista, Loanda y Coqueiros.
Cafés que resisten el paso del tiempo
Incluso años después, Bananal sigue recordando la época de los barones del café. Todavía se pueden visitar muchas de las lujosas residencias que albergaban a los cafeteros y sus familias. Allí aún se conserva toda la grandeza y el recorrido es como retroceder en el tiempo.
Azulejos portugueses, cristal belga y maderas nobles forman parte del conjunto arquitectónico que se construyó en la ciudad durante el siglo XIX. Así que si es un entusiasta de la historia brasileña, no deje de visitar Bananal.